miércoles, 27 de octubre de 2010

Vivimos estresados

"Nuestro gen no se ha adaptado al siglo XXI"
IMA SANCHÍS  - LA VANGUARDIA- LA CONTRA 27/10/2010

Nací en Mallorca en 1953, resido en Sant Cugat del Vallès. Estoy casado con Nati y tengo dos hijas: Sara (24) y Eva (22). Debemos recuperar los tres pilares de la sociedad: medicina, educación y jurisprudencia, además del trabajo digno. Creo en la solidaridad

¿Conoce las zonas blue?

No.

Son las más longevas del planeta, donde hay menos cáncer y patologías cardiovasculares y el índice de obesidad es el más bajo. Cerdeña (Italia), Loma Linda (California) y Nicoya (Costa Rica).

¿Y qué hacen?

Su dieta es rica en frutas, legumbres, verduras, muy poca carne roja. El resto consiste en buenos horarios, placer, amigos e, independientemente de la edad, todos tienen tres horas de reto al día, algo fundamental.

¿Qué es eso?

Hacer algo que te apasiona, que es atractivo y que no tiene rendimiento. Al ser humano se nos mueren continuamente neuronas, pero el cerebro no envejece, se regenera, mientras mantenga retos.

Debe de ser la excepción...

Hay una fórmula que lo refleja con precisión: C más P igual a I (curiosidad más pasión igual a inteligencia).

¿Y para que proliferen mis neuronas?
Duerma, hay que regular la hormona del sueño. Ya conoce la ecuación: 8 horas de rendimiento (tres de las cuales entre amigos) 8 horas de nada, y 8 horas en la cama. Mire, yo llevo 35 años visitando pacientes y mi conclusión es que nuestro gen no se ha adaptado al siglo XXI.

Vivimos estresados.

Sí, y hay que dominar el ya y el todavía.El estrés puede dar hasta 170 síntomas distintos y cuando nos adaptamos a él estamos perdidos. Hay dos tipologías de personas que responden a él de forma distinta.

A saber.

Está la que nunca falta al trabajo, es competitiva, trabaja con objetivos, y el cuerpo tiene que avisarle con algún síntoma para que pare. Luego está el tipo de personas más febriles y absentistas.

¿Y cómo avisa el cuerpo?

Contracturas musculares, alteración de la segunda fase del sueño, del ciclo hormonal tanto en hombres como en mujeres, y alteraciones de la tensión arterial, en la memoria e inmunológicas, inflamación crónica que puede implicar tumoraciones. Estoy convencido de que los mismos neuropéptidos que controlan las emociones controlan todo el eje endocrino, inmunológico y hormonal. La piel y el intestino tienen emociones.

¿Cómo mide usted el estrés?

Mediante la neuroimagen, neurofisiología, genética, saliva y sangre, y determinando dos neurotransmisores: la noradrenalina (motivación directa), cuya elevación implica estado de alerta, busca permanente de las cosas atractivas y retos, y baja tolerancia a la frustración; y, por otro lado, la dopamina (motivación incentivada): su déficit produce depresión inhibida.

...

Otra patología del estrés es el desarrollo de la grasa abdominal, que produce inflamación, diabetes y tensión arterial diastólica.

El maldito michelín.

La clave es mantener el índice glucémico: comer cinco veces al día, porque si te baja el azúcar, la grasa que ingieres va directa a la barriga. Es patológico más de 102 de perímetro de abdomen en varones y 88 en hembras independientemente del peso y la talla. El desorden horario afecta a la inmunidad, la masa muscular, favorece el envejecimiento precoz y disminuye el crecimiento en niños.

¿Más orden y menos pastillas?

Hay que incorporar sociólogos, psicólogos y dietistas a la salud pública. Un 40% del absentismo laboral se debe a síntomas que regulando las pautas de vida desaparecerían. Hay que comer frugal y ordenado, no para adelgazar, sino para ser eficaz. El estómago puede robar hasta el 80% de la sangre. Creo en la relación mente-cuerpo.

¿Sana el estrés con pautas de vida?

La medicina empieza en la cama y en la cocina y termina en la farmacia. La nueva patología del siglo XXI es el cambio social permanente; hay que incorporar la psicoterapia, el yoga, la meditación: todo lo que sea aprender a parar de pensar.

¿Es malo pensar?

Pensar gasta 40 gramos de energía permanentemente mientras estamos en incertidumbre, pero si aplicamos el pensamiento a una dirección gastamos 10 gramos.

La incertidumbre es difícil de manejar.
Cierto, casi nadie la maneja. Hay mucha gente que padece estrés crónico y no lo sabe, hace un trabajo que le gusta, alta autoexigencia y no escucha su cuerpo.

... Pero es relativamente feliz.

Sí, pero si uno se levanta cansado, su cuerpo para ser eficaz segrega una hormona trampa, el cortisol, y se inicia un círculo vicioso: llegas a la noche agotado, duermes mal... Tenemos un ritmo biológico, la mejor hora para tener una reunión de trabajo son 11.30 de la mañana; para hacer deporte cardiovascular, primera hora; musculación, de 16 a 20 h; competición, a partir de las 13 h.

Nos falta sabiduría.

El sabio induce al crecimiento social; el listo amasa dinero en detrimento de la sabiduría (aprendizaje personal de cosas aparentemente inútiles que nos ensanchan la mente), esa ha sido la desubicación de este siglo.

Usted que ha sido médico de colegio durante décadas, ¿qué pasa con los niños?

Demasiada agenda, mucha info para su infra; es decir, demasiada información para su cerebrito. El niño ha de aprender a no hacer nada, no se pueden manejar tantos cambios, nuestro organismo no sabe adaptarse.

sábado, 9 de octubre de 2010

Més sobre neuroeducació

Holanda-España VII: Neuro-Educación
 
http://www.lavanguardia.es/lv24h/20101006/54019186249.html
 
Xaro Sánchez | 06/10/2010 - 17:03 horas
Xaro Sánchez El libro que no se puede leer, libro artista
 
"Waiting for "Superman"" es el nuevo documental de la misma factoría que llevó a cabo "An Inconvenient Truth", y pretende movilizar a la sociedad americana de la misma manera que lo hizo el ecomensaje de Al Gore. El sistema educativo americano también está repleto de fallos y de eso va a haber constancia en el documental. Arne Duncan, el Secretario para la Educación del gobierno de Obama, calificaba recientemente a la educación americana como una crisis nacional de salud pública. Les va hacer falta, como a nosotros aquí, comenzar a aplicar medidas de todo tipo y sobre todo aquellas que mejor pueden rendir cuentas a la educación en términos de eficacia. El breve artículo sobre la Educación en América que leí en el The Economist de vuelta de Amsterdam en el avión se unió a dos ideas más que me rondaban: una, el bajo porcentaje de paro juvenil de Holanda y dos, la neuroeducación.

No hay duda de que aprender y enseñar están intrínsecamente unidos con el funcionamiento del cerebro. Es tan obvio que no se entiende por qué durante los últimos años la investigación en educación y en neurociencia se han mantenido separadas, sin puntos de encuentro, sin intercambio de resultados. Se entiende como siempre por la insistencia en mantener territorios profesionales, pero no se puede admitir su incongruencia por más tiempo. Necesitamos saber cómo aprenden los niños y las niñas para enseñar.

Afortunadamente empiezan a haber diferentes grupos pluridisciplinares de trabajo en diferentes países del mundo formados por padres, educadores y neurocientíficos que intuyen "con certeza" que la Neuro-Educación puede aportar una información clave para solucionar algunos problemas del sistema educativo en cualquier parte del mundo. Por que los resultados académicos nefastos no son un problema de unos cuantos gobiernos, si no un problema que parece global.

En USA, la International Mind, Brain, and Education Society o el programa de Neurociencia y Educación de la Organization for Economic Co-operation and Development, la Initiative in Neuro-Education de la Facultad de Educación de la Universidad Johns Hopkins, el programa de neurociencia educativa de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, el programa de investigación Mente, Cerebro y Educación de Japón dirigido por Hirokazu Tanaka, o el recientemente fundado programa en neuroeducación de la East Normal University de Shanghai o la organización Europea para la investigación en el aprendizaje (EARLI) que se reunirá en Zurich este mismo año para discutir sobre aprendizaje y cerebro, son algunos ejemplos de iniciativas internacionales para promover la colaboración entre educadores y científicos del cerebro para desarrollar medidas basadas en la evidencia que informen y finalmente consigan transformar las políticas educativas, y por consiguiente aumentar la competencia de los futuros ciudadanos para adaptarse a las necesidades profesionales del siglo XXI.

La neurociencia ya se ha demostrado útil para acercarse a otros problemas sociales, médicos o de cualquier índole aportando el conocimiento básico de cómo el cerebro funciona, interacciona y se desarrolla. Ahora es el turno de la educación. El conocimiento neurocientífico debe salir de los círculos habituales de expertos para aportar soluciones sociales, conocimiento "utilizable". Y aunque es una área relativamente nueva de encuentro que precisa sobre todo para empezar de pulir un lenguaje común, promete crear métodos de enseñanza y programas curriculares mucho más efectivos.

Imagínense la aplicación del conocimiento del aprendizaje multisensorial, de las funciones ejecutivas cerebrales, o los efectos disreguladores del estrés o de los hábitos desadaptativos o el sueño sobre el aprendizaje, o los procesos de percepción, atención, memoria y aprendizaje cerebral, etc sobre la educación desde las primeras etapas de vida. La investigación neurocientífica rigurosa puede trasladarse a la escuela y ser también testada en cuanto a su eficacia creando equipos de investigación conectados o inmersos en la misma escuela.

Este fin de semana me invitaron a dos fiestas de cumpleaños de dos "jóvenes" holandeses respectivamente, una en Oudebildtdijk y otra en Leeuwarden, ambas en la provincia de Friesland. Como es de suponer la mayoría de los asistentes eran jóvenes, tenían entre 22 y 26 años,… todos tenían trabajo!!… y eso que la provincia de Friesland no es precisamente Amsterdam, ni La Haya, ni Utrech,.. ni se encuentra en la zona más rica de Holanda, más bien es una zona rural envuelta por el Mar del Norte, un fuerte viento y por una espléndida naturaleza. Pero en esas dos fiestas de cumpleaños había jóvenes agricultores, un asistente social que trabajaba en una residencia de ancianos, una economista de una fábrica de exportación de semen, una geógrafa y un asesor de empresas de exportación de maquinaria…entre otros, nada especial ni extraordinario más que el hecho de que con menos de 30 años ya trabajaban o lo combinaban con el estudio…

Por los alrededores de Oudebildtdijk, en la provincia de Friesland, al norte de Holanda y tocando al mar de Frisia (Waddenzee en neerlandés, Waadsee en frisón) hay jóvenes con trabajo y padres orgullosos de que sus hijos sean independientes.
 

jueves, 7 de octubre de 2010

¿Eficiencia o equidad?

Complementarios, de Juan Tugores Ques en La Vanguardia, 5 Octubre, 2010

Los planteamientos maniqueos tienen un extraño pero profundo atractivo sobre los seres humanos en todos los órdenes de la vida. En demasiadas ocasiones hemos asistido -a lo largo de la historia y en los tiempos presentes- a interesadas manipulaciones de este atractivo, a menudo con resultados empobrecedores. La contraposición entre eficiencia o competitividad, por un lado, y equidad o cohesión social, por otro, es una de las antinomias de moda. Sacralizar la una para legitimar retrocesos en la otra está al orden del día. Y sin duda hay que reconocer que en ocasiones no queda más remedio que elegir y no es fácil. Pero también es cierto que muy a menudo no se saca todo el partido de mecanismos de complementariedad entre ambos razonables objetivos.

De hecho una de las razones por las cuáles algunos países están de forma sistemática en lo alto de indicadores de ambas dimensiones es su capacidad para dotarse de un marco social de actitudes y valores y de un sistema institucional que potencie esas complementariedades. La publicación del último Informe de Competitividad Global del World Economic Forum muestra cómo entre los diez primeros figuran tres países europeos nórdicos sin que sus avanzados estados del bienestar parezcan ser un lastre, ocupando asimismo posiciones en el top ten países como Holanda y, en el número 1, Suiza. “Hacer las cosas bien” y “remar todos en la misma dirección” son logros que se consiguen mejor juntos que separados.

Por ello antes de entrar en debates maniqueos deberíamos valorar -y priorizar- qué configuraciones, políticas o reglas podemos mejorar para sacar partido de esas complementariedades. Por ejemplo, a la hora de valorar el establecimiento de una mínima tasa sobre transacciones financieras internacionales. Sin apriorismos ideológicos se podría constatar cómo el aspecto señalado hace casi 40 años por el premio Nobel James Tobin en términos de ganancias de eficiencia derivadas de un sistema monetario y financiero menos volátil e inestable se ve complementado por una potencial mejora en la equidad si somos capaces -esa es otra- de articular una gestión democrática y transparente, una pieza importante en la gobernanza de la globalización que necesitamos… al menos si no queremos repetir los errores que nos condujeron a la inacabada crisis.

Juan Tugores Ques. Catedrático de Economía de la UB.


Alumnos excelentes

Educación potenciará su talento | Se calcula que un 5% de los estudiantes españoles está por encima de la media

Saray Marqués, ADN, 6-10-2010
  • Hacia la excelencia desde los seis años. Es lo que se propone el Ministerio de Educación con su Programa de Profundización de Conocimientos, integrado en el recién aprobado Plan de Acción 2010-11. Un proyecto "innovador", según el propio ministro, Ángel Gabilondo, dirigido "al alumnado de primaria, secundaria, bachillerato y FP con mayor capacidad y motivación para aprender".


En España, según el último informe PISA (prueba de competencias a los 15 años), un 5% de los alumnos se encuentra en un nivel alto de rendimiento. Lejos del 9% de media de la OCDE. "La diferencia es muy marcada con países como Finlandia", reconoce Enrique Roca, director del Instituto de Evaluación, "aspirando atener más alumnos y con mejor nivel en ese grupo, ganaríamos posiciones". Y matiza: "Sin descuidar a aquellos con más dificultades". Estos en 4º de primaria rondan el 15%, según la Evaluación General de Diagnóstico.
¿Segregara los más aptos?
El plan para los mejores tiene un riesgo, sobre todo en España, donde las expectativas y el nivel sociocultural de los padres determinan en gran medida el éxito del alumno. "Ha de ser un programa cuidadoso, consciente de que puede haber buenos alumnos con ganas de trabajar en diferentes ámbitos", reconoce Roca.
Una vez detectados, tampoco se les separará del resto, ha tranquilizado Gabilondo. Eso sí, en bachillerato y FP se crearán "grupos de investigación" con ellos. Charo Díaz Yubero, directora del Área Educativa de la Fundación Hogar del Empleado, ve mal "aislarles" y aspira a "un plan de excelencia para todos". Ella, durante 30 años, lo ha intentado dentro del aula: "A los mejores les pedía trabajos de ampliación como si fueran juegos, o que les explicaran a sus compañeros, pues uno aprende de verdad cuando enseña al otro".
Para Nélida Zaitegui, profesora, directora e inspectora a lo largo de 42 años, el plan para los mejores no es más que "atención a la diversidad": "Desconfío de los profesores que aseguran que tienen un grupo homogéneo", asevera.
"NO ESTÁ BIEN VISTO ESFORZARSE; ASÍ, NI CON 20 PROFESORES POR CLASE..."
Hay dos modos de detectar a los mejores de la clase: por cociente intelectual o por expediente. La Comunidad de Madrid usa este último para decidir el destino de sus becas de excelencia. Los 4.500 euros para empezarla Universidad le supusieron a Vicente Amorós, hoy en 2º de Ingeniería industrial, "un aliciente".
"En clase me callaba y prestaba atención, y eso me ahorraba mucho tiempo después", explica como método para su 9,77 en bachillerato. Los profesores ayudaban: "Estudio Ingeniería gracias a don Ángel y don Juan Ignacio; que hacían que todos quisiéramos aprender y nos involucráramos". También el centro: "En mi clase (en el colegio El Prado) había bastantes alumnos con buenas notas". Sobre si fomentar el talento desde el colegio es una buena idea, Amorós expone su teoría: "Yo creo que habría que empujar a todos hacia arriba; el problema es que se suele empujar hacia abajo, a una uniformidad de mínimos". Las causas: "El tonto es el que estudia. Quizá por la picaresca española, el listo es el que no da palo al agua. No está bien visto esforzarse; así, ni con 20 profesores por clase... Hay que cambiar esa idea. En otros países el modelo a seguir es el alumno que va bien".